La humanidad siempre ha buscado como mejorar y conservar la salud. En la naturaleza encontramos nutrientes y elementos que nos ayudan en esta tarea. Sin embargo desde hace milenios, se ha utilizado nuestro propio cuerpo como medio para conseguir mejorar la salud.
El cuerpo posee diferentes mecanismos para adaptarse a las influencias negativas externas, como golpes, bacterias y virus, cambios en el propio, debido a la edad o el desarrollo. Estas herramientas del cuerpo se activan de forma autónoma. ¿Podrían activarse a voluntad o estimularse en caso de necesidad?
La idea de que la salud del cuerpo humano puede mejorar a través de la estimulación de puntos concretos a distancia data de la época de antiguas civilizaciones que reinaron en nuestro planeta.
Una de estas terapias que fomenta esa idea es la reflexología (también llamada reflexoterapia), una técnica que trabaja sobre esta idea y que opera estimulando puntos de partes concretas del cuerpo para mejorar la salud general del paciente y el flujo energético a lo largo del organismo. Como bien decíamos, la reflexología trabaja sobre ciertas zonas del organismo para mejorar la salud general. Estas zonas suelen ser los pies, las manos, la nariz o las orejas, las cuales llevan el nombre de zonas de reflejo y que activan reacciones de tipo reflejo sobre partes del cuerpo que se encuentran afectadas por la enfermedad. ¿Pero cuál es el origen de esta idea?
Por supuesto que China, cuna de la acupuntura, se encuentra entre ellas, pero también vemos presentes a civilizaciones como la India o el Antiguo Egipto. De hecho, la documentación más antigua de la existencia de reflexología se encuentra en la Tumba de Ankhmahor (2.500-2.300 a.C.) en Saqquara, cerca de El Cairo.
Podemos apreciar en la fotografía de arriba dos hombres trabajando en los pies y manos de otros hombres. Los jeroglíficos de la pintura dicen “No permitas que duela”, y es muy evidente la asociación que podemos hacer entre esto con las primeras formas de reflexología.
China es otro foco de origen de la reflexoterapia, y las evidencias indican que en esta región del planeta se practicaba reflexología en tiempos tan distantes como el 4.000 antes de Cristo.
El ingreso a Occidente
Ya en el siglo XVI, hay evidencia de informes sobre el tratamiento de órganos internos mediante masaje y otros métodos de masaje reflejos.
Un informe sobre el escultor Florentino Benvenuto Cellini (1500-1571), indica que trató estados de dolor agudo mediante presión sobre los dedos de los pies.
En América, los “curanderos o chamanes” de las tribus de indios aborígenes utilizaban la Reflexología como forma de tratamiento contra diversas enfermedades.
No fue hasta finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX que la reflexología se hizo patente tímidamente en el mundo Occidental. La resistencia que existe hoy a este tipo de terapias era aún mayor por ese entonces, y fue con mucho esfuerzo que esta técnica se abrió paso entre la medicina convencional.
En 1841, F. y W. Huneke, demostraron que mediante la inyección de un anestésico local con efecto sobre el sistema nervioso en un campo de interferencias (cicatrices, focos infecciosos, etc) se pueden hacer desaparecer dolores en otras regiones corporales mediante efectos reflejos a distancia, con una duración aproximada de al menos 20 horas.
Iwan P. Paulow, junto a Alexei D. Speranski, explicó los reflejos y demostró que el sistema nervioso tiene en el desarrollo de enfermedades un gran o destacado significado, desarrollando las bases científicas de la Reflexología Podal.
El nombre de William Fitzgerald fue clave en este proceso. El Dr. William Fitzgerald (1872-1942) era un cirujano de oreja, nariz y garganta, y comenzó a enfocar la medicina desde un nuevo punto de vista. Fue el fundador de la Terapia Zonal (Zone Therapy), una forma inicial de reflexología que se fue desarrollando con los años.
En base a varias observaciones, Fitzgerald advirtió que presionando presión en las puntas de los dedos de las manos y pies, determinadas zonas del cuerpo quedaban anestesiadas. En base a esta teoría Fitzgerald dividió el cuerpo en diez zonas iguales desde la cabeza hasta los dedos de los pies, y comprobó que aplicando presión en los dedos podía llevar a cabo cirugías pequeñas sin que los pacientes sintieran dolor.
Por supuesto que estas eran ideas altamente controversiales para la época, y lo mismo ocurrió con las ideas de Eunice Ingham. Ingham fue una fisioterapeuta que trabajaba en base a la teoría de Fitzgerald, pero que fue un poco más precisa en su aplicación.
Según sus observaciones, se podía trabajar más efectivamente en los pies que en las manos, y tras extensa investigación elaboró un mapa del cuerpo entero en los pies. De esta manera y en base al precepto de que “los pies son un espejo del cuerpo”, Ingham fue pionera en la reflexología podal. Creó el Método Ingham, que es la base sobre la que se asienta la reflexología occidental a día de hoy.
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