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viernes, 2 de julio de 2010

Tratamiento conservador de las hernias discales

Cuando uno sufre una hernia discal se plantea el dilema de elegir un tratamiento para solucionar o paliar el problema. Lo primero que hay que entender es que no todas las hernias son iguales. Lo que a alguien le ha funcionado no tiene porque funcionarnos a nosotros. Esto se debe a diferentes factores como nuestra masa y tono muscular, el tipo de trabajo, el peso, la localización de la hernia, la zona nerviosa que presiona, la degeneración vertebral, etc.


Además de la cirugía, existe otros tratamientos que pudieran paliar los síntomas más dolorosos o limitar el número de crisis. Cada persona dependiendo de su situación y necesidades puede probar uno o más de estos tratamientos antes de plantearse tratamientos más invasivos.


Una de las claves para mantener una hernia discal sin excesivos problemas es mantener un buen estado de la musculatura que rodea la zona afectada. Como norma general el dolor que genera la hernia hace que evitemos el movimiento y esto provoca que la musculatura se vaya atrofiando (Perdida de fuerza y elasticidad). Por ello es necesario fortalecer la musculatura paravertebral, así como mantener un buen equilibrio de la musculatura abdominal/lumbar y cuádriceps/isquiotibial.


Además el masaje puede ayudarnos a reducir la tensión en la zona con problemas. Al reducir la rigidez muscular y mejor el tono muscular se alivia la presión entre las vertebras por lo que se reduce el riego de crisis. Estos tratamientos se suelen complementar con calor para favorecer la relajación muscular, normalmente mediante infrarrojos o microondas.


Existen algunos remedios naturales utilizados tradicionalmente en el tratamiento del dolor y la inflamación. El harpagófito, el sauce y el ortosifón se han utilizado generalmente para reducir la inflamación y el dolor. El sulfato de glucosamina y la condroitina se viene usando con éxito para reducir la degeneración de los huesos al nutrir su parte cartilaginosa. La cúrcuma ha probado ser un potente antiinflamatorio sin efectos molestos a nivel digestivo. El grupo de vitamina B es recomendable en las neuralgias producidas por las hernias. Y el magnesio es un mineral que favorece la relajación muscular.


Siempre es necesario cuidar de nuestras posturas, sin embargo cuando una persona sufre una hernia es fundamental para evitar crisis agudas de dolor. Si cuidamos de la ergonomía en el trabajo y en nuestra casa, y evitamos cargar con pesos excesivos podemos colaborar para mantener la hernia sin excesivos problemas y evitando en muchos casos la cirugia.

Qué son las protusiones y las hernias dicales

Hernia de Disco

Protusión de Disco

Fisura de Disco

La columna vertebral está compuesta de 40 vertebras, 7 cervicales, 12 dorsales, 5 lumbares, 5 sacras (generalmente están soldadas) y el coxis. Las vertebras se mueven articulándose entre sí. Entre cada vertebra se sitúa un disco que actúa como amortiguador, evitando el roce y los impactos entre vertebras y preservando el canal medular.

Los discos intervertebrales están formados básicamente por un núcleo gelatinoso, llamado núcleo pulposo, y por una en estructura circular fibrosa denominada anillo fibroso. El disco está diseñado para soportar grandes presiones y adaptarse al movimiento. Sin embargo en ocasiones no puede soportarlas y acaba lesionándose.

Las lesiones más comunes del disco son las protusiones y las hernias discales.

La protusión se forma cuando el núcleo del disco se abre paso en el anillo fibroso por fisuras en esta estructura. Cuando esto sucede le núcleo ya no reparte la presión de forma equilibrada y comienza a presionar la raíz nerviosa que nace en la vertebra.

La hernia discal es una fase más avanzada del problema. El núcleo pulposo no solo se ha abierto paso a través del anillo fibroso, si no que lo ha atravesado. Esto puede generar mucha más presión sobre el nervio.