La artrosis es la degeneración de los cartílagos de las articulaciones. Al perder el cartílago los huesos rozan, se desgastan y se producen espolones. Esta situación produce inflamación y dolor. Aunque la edad y los trabajos repetitivos favorecen la aparición de la artrosis existen productos que de forma natural disminuyen la inflamación y el dolor mejorando considerablemente la calidad de vida.
Uno de los más utilizados es el sulfato de glucosamina. La glucosamina es un azúcar producido por el cuerpo y que se encuentra también en pequeñas cantidades en los alimentos. El sulfato de glucosamina tiene importantes funciones en la formación de uñas, tendones, piel, ojos, líquido sinovial, hueso, ligamentos y secreciones mucosas de los sistemas digestivo, respiratorio y urinario. La principal función fisiológica del sulfato de glucosamina en las articulaciones es estimular la fabricación de cartílago así como promover la incorporación de azufre al cartílago.
La seguridad, eficacia y tolerancia del sulfato de glucosamina frente a un antiinflamatorio en el tratamiento específico de la artrosis, es mucho mayor y así lo demuestran los distintos estudios clínicos realizados. El sulfato de glucosamina presenta un efecto antiinflamatorio entre 50 y 300 veces más bajo que la indometacina, pero la toxicidad de ésta es de 1000 a 4000 veces mayor, con un margen que favorece a la glucosamina. • Por otra parte, la tolerancia de este fármaco es similar a la del placebo por lo que, cuando se administra no precisa ningún otro medicamento adicional para proteger la mucosa gástrica.
La dosis recomendada como suplemento alimenticio es de 1500 a 2000 mg por un periodo de entre 3 a 6 meses.
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